Testimonio de Alfonso Teruel Ortega
Nació el 14 de Junio de 1921, y murió el 9 de Julio de 2024.
Yo empecé a conocer el evangelio por unas primas de mí mujer, y decían que eran unas rebeldes y que eran muy malas porque eran de otra religión, y yo todo lo veía al revés, me eran muy simpáticas y muy amables, como así es, (así que me interesó más para averiguar el porque estas mujeres eran tan distintas y felices bajo tanta oposición.)
Me dio un Nuevo Testamento y siembre cuando tuve la oportunidad lo leía. Viví en el campo en un cortijo, eran tiempos muy duros las cosas más básicas eran un lujo.
A la luz de un candil meditaba mucho en la palabra de Dios y la comparaba con las enseñanzas de la iglesia católica, a la que yo pertenecía. Veía que no concordaban con la Biblia y no me encontraba satisfecho.
Emigré con toda la familia a Barcelona para trabajar. Yo siempre llevaba el Nuevo Testamento en el bolsillo, y cuando tenía oportunidad meditaba en él. Un día, en Barcelona, me encontré con un carro que llevaba una inscripción que decía: “La sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado”.
El carro iba arrastrado por un caballo y lo primero que se me pasó por la cabeza fue lo mismo que a Felipe en el Nuevo Testamento con el eunuco pero a la inversa. (Hechos 8:26-)
Yo era aquel que no tenía la luz, y me sentí impulsado a unirme hacia aquel carro, pero el carro se me perdió de vista en un cruce con semáforo y allí se quedaron mis ilusiones.
El versículo del carro y la ilusión de ver a aquel hombre siempre estaban en mi mente. ¿Cómo podía yo encontrar a aquel hombre en medio de Barcelona? Pero un sábado por la mañana me levanté y miré por la ventana del piso, y allí estaba el mismo hombre del carro con el caballo, en frente de donde yo vivía.
Así que, tan pronto como yo lo vi, me fui corriendo bajando las escaleras en busca de él. Después de encontrarle, le pregunté si era el mismo hombre que llevaba el versículo en el carro, a lo que me respondió que sí. En aquel momento empezamos a conversar.
Me llevó a la capilla donde asistía, y me dijo el horario de los cultos cada domingo.
Temor
El domingo siguiente yo estaba allí esperando desde las 10 de la mañana, una hora antes, deseando saber cómo era aquello. Pero después de haber entrado todos, yo todavía me encontraba en la calle porque tenía mucho miedo, porque decían que eran herejes. La capilla estaba en un sótano que es lo que me puso en guardia. Al final me senté en un banco en la última fila por si veía un movimiento salir corriendo, pero no fue así.
Que cuando se acabó el culto todos fueron a saludarme y yo decía: “estos son herejes tan amables, pues vayan herejes”, esto no es lo que dijeron, y así empecé a ir al culto a escuchar la Palabra de Dios predicada.
Recibí “la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.” Hechos 17:11.
El Espíritu Santo de Dios me llevó a ver claramente la verdad de que la salvación es una dádiva de Dios, que yo nunca podía merecer por ser pecador. Pero gracias a Dios, la Biblia dice en Romanos 5:8: “mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. Así que, creyendo en su palabra, hice lo que dice en Romanos 10:13 “porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” Y ciertamente el Señor me salvó de mis pecados.
Me vine al pueblo en a la Sierra de segura, después de 8 años en Barcelona porque creí que me llamaba el Señor; y tenía un deseo de ver mis hermanos convertido al Señor.
Escribí a un pastor, Manuel Jurado y el día que recibió mi carta vino a verme. Empezaba hacer reuniones en las casas de mis hermanos y poco a poco todos escucharon el evangelio y fueron salvos.
Voy a cumplir 85 años este año y los demás de mis hermanos son mayores de edad también, pero tenemos una nueva capilla para la gloria de Dios en una aldea que se llama Cortijos Nuevos.
No sabemos lo que tendrá el Señor preparado para nosotros en el futuro, pero tenemos la convicción de que Él va a obrar en los corazones de muchos que aún están en la oscuridad de la superstición y la idolatría de Roma, intentando a adorar a Dios según las tradiciones de los hombres.
Por favor orad por nosotros. Nuestro país necesita más obreros para predicar el evangelio.
Muchos como yo, están engañados, creyendo en una mentira, intentando por buenas obras salvarse. Necesitan escuchar la verdad. Hay mucha ignorancia y prejuicios entre la gente. Orad para que Dios haga Su obra en los corazones de nuestro pueblo.
Orad que el Señor mandará más obreros para trabajar en esta viña que está llena de las zarzas del paganismo, y religión falsa, para que pronto podamos ver una viña limpia y dando fruto para la gloria de Dios.
A Dios sea la gloria por todo lo que ha hecho para conmigo. En un país de tantos millones, Dios en Su misericordia me salvó a mí. Por Su gracia, soy hijo de Dios.
Espero que tú puedas decir lo mismo. Has tenido más privilegios que yo de escuchar el evangelio, porque vives en un país donde hay muchas iglesias. Quizás fuiste criado en el evangelio.
Pero ¿has aceptado este mensaje? ¿Has aceptado el Cristo de este mensaje? Si no, debes hacerlo ahora. ¡Qué el Señor os bendiga! Amén.