Preguntas relativa a la Salvación en Cristo:

  1. ¿Qué es?
  2. ¿Por qué?
  3. ¿Para qué?
  4. ¿Por qué necesito?
  5. ¿Quién?
  6. ¿Es necesaria?
  7. ¿Cuánto cuesta?
  8. ¿Por cuánto tiempo?
  9. ¿A cambio de qué?
  10. ¿Qué pasa si paso de ella?
  11. ¿Qué Implicaciones tiene?
  12. ¿Dónde se encuentra residente?
  13. ¿Por qué Jesús murió en una cruz?

RESPUESTAS:
1.- ¿Qué es?
Comúnmente los hombres en su mayor parte, leyendo esta palabra, juzgan que significa salvar del Infierno. En parte tienen razón, pero su idea es muy defectuosa. Verdad es que el Señor salva a los hombres de la pena merecida de su delito; efectivamente lleva al cielo los que han merecido la eterna displicencia del Altísimo; si borra "iniquidades, transgresiones y pecados," y disimula las maldades del residuo de su pueblo a causa de su sangre y su expiación. No es ésta, empero, toda la significación de la palabra "salvar." Explicación tan insuficiente ha ocasionado los errores de algunos teólogos, errores que cual brumas han envuelto sus sistemas teológicos. Han dicho éstos que salvar es arrebatar almas como tizones de la lumbre, salvarlos de la destrucción si se arrepienten. La verdad es que significa muchísimo más que librar del infierno a los penitentes. Expresa el todo de la grande obra de la salvación, desde el primer deseo santo, la primera convicción espiritual, continuada hasta la santificación completa. Todo lo hace Dios por medio de Jesucristo. Este es grande, no sólo para salvar los arrepentidos, sino para darles arrepentimiento; no sólo se compromete a llevar los que creen al cielo, tiene poder para dar nuevos corazones, y para comunicar la fe; no sólo puede dar al cielo al que lo quiera, sino que puede hacer amante de la santidad al que la aborrezca, adorador suyo al menospreciador de su nombre, y prófugo de sus malos caminos al réprobo declarado. (C.H. Spurgeon).
 
2.- ¿Por qué?
Entonces oró Jonás a Jehová su Dios desde el vientre del pez,
y dijo: Invoqué en mi angustia a Jehová,  y él me oyó; 
Desde el seno del Seol clamé, 
Y mi voz oíste.
Me echaste a lo profundo,  en medio de los mares, 
Y me rodeó la corriente; 
Todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí.
Entonces dije:  Desechado soy de delante de tus ojos; 
Mas aún veré tu santo templo.
Las aguas me rodearon hasta el alma, 
Rodeóme el abismo; 
El alga se enredó a mi cabeza.
Descendí a los cimientos de los montes; 
La tierra echó sus cerrojos sobre mí para siempre; 
Mas tú sacaste mi vida de la sepultura,  oh Jehová Dios mío.
Cuando mi alma desfallecía en mí,  me acordé de Jehová, 
Y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo.
Los que siguen vanidades ilusorias, 
Su misericordia abandonan.
Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios; 
Pagaré lo que prometí. 
La salvación es de Jehová.
Y mandó Jehová al pez,  y vomitó a Jonás en tierra.

(En el capítulo 2 de Jonás, nos relata su salvación; fue algo más que preservarle la vida física)
 
3.- ¿Para qué?
Y nos levantó un poderoso Salvador 
En la casa de David su siervo,
Como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio;
Salvación de nuestros enemigos,  y de la mano de todos los que nos aborrecieron;
Para hacer misericordia con nuestros padres, 
Y acordarse de su santo pacto;
Del juramento que hizo a Abraham nuestro padre, 
Que nos había de conceder
Que,  librados de nuestros enemigos, 
Sin temor le serviríamos
En santidad y en justicia delante de él,  todos nuestros días.
Y tú,  niño,  profeta del Altísimo serás llamado; 
Porque irás delante de la presencia del Señor,  para preparar sus caminos;
Para dar conocimiento de salvación a su pueblo, 
Para perdón de sus pecados,
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, 
Con que nos visitó desde lo alto la aurora,
Para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; 
Para encaminar nuestros pies por camino de paz.

(Pasaje de Lucas 1: 69-79)
 
4.- ¿Por qué necesito?
Pero ahora,  aparte de la ley,  se ha manifestado la justicia de Dios,  testificada por la ley y por los profetas;
la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo,  para todos los que creen en él.  Porque no hay diferencia,
por cuanto todos pecaron,  y están destituidos de la gloria de Dios,
siendo justificados gratuitamente por su gracia,  mediante la redención que es en Cristo Jesús,
a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre,  para manifestar su justicia,  a causa de haber pasado por alto,  en su paciencia,  los pecados pasados,
con la mira de manifestar en este tiempo su justicia,  a fin de que él sea el justo,  y el que justifica al que es de la fe de Jesús.

(Pasaje de Romanos 3:21-26)
 
5.- ¿Quién salva?
Mas Dios muestra su amor para con nosotros,  en que siendo aún pecadores,  Cristo murió por nosotros.
Pues mucho más,  estando ya justificados en su sangre,  por él seremos salvos de la ira.
Porque si siendo enemigos,  fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo,  mucho más,  estando reconciliados,  seremos salvos por su vida.
Y no sólo esto,  sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo,  por quien hemos recibido ahora la reconciliación.

(Pasaje de Romanos 5: 8-11)
 
6.- ¿Es necesaria?
Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo,  un principal entre los judíos.
Este vino a Jesús de noche,  y le dijo:  Rabí,  sabemos que has venido de Dios como maestro;  porque nadie puede hacer estas señales que tú haces,  si no está Dios con él.
Respondió Jesús y le dijo:  De cierto,  de cierto te digo,  que el que no naciere de nuevo,  no puede ver el reino de Dios.
Nicodemo le dijo:  ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?  ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre,  y nacer?
Respondió Jesús:  De cierto,  de cierto te digo,  que el que no naciere de agua y del Espíritu,  no puede entrar en el reino de Dios.
Lo que es nacido de la carne,  carne es;  y lo que es nacido del Espíritu,  espíritu es.
No te maravilles de que te dije:  Os es necesario nacer de nuevo.
El viento sopla de donde quiere,  y oyes su sonido;  mas ni sabes de dónde viene,  ni a dónde va;  así es todo aquel que es nacido del Espíritu.
Respondió Nicodemo y le dijo:  ¿Cómo puede hacerse esto?
Respondió Jesús y le dijo:  ¿Eres tú maestro de Israel,  y no sabes esto?
De cierto,  de cierto te digo,  que lo que sabemos hablamos,  y lo que hemos visto,  testificamos;  y no recibís nuestro testimonio.
Si os he dicho cosas terrenales,  y no creéis,  ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?
Nadie subió al cielo,  sino el que descendió del cielo;  el Hijo del Hombre,  que está en el cielo.
Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto,  así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,
para que todo aquel que en él cree,  no se pierda,  mas tenga vida eterna.

(Pasaje de Juan 3:1-15)
 
7.- ¿Cuánto cuesta?
Pero ahora,  aparte de la ley,  se ha manifestado la justicia de Dios,  testificada por la ley y por los profetas;
la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo,  para todos los que creen en él.  Porque no hay diferencia,
por cuanto todos pecaron,  y están destituidos de la gloria de Dios,
siendo justificados gratuitamente por su gracia,  mediante la redención que es en Cristo Jesús,
a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre,  para manifestar su justicia,  a causa de haber pasado por alto,  en su paciencia,  los pecados pasados,
con la mira de manifestar en este tiempo su justicia,  a fin de que él sea el justo,  y el que justifica al que es de la fe de Jesús.

(Pasaje de Romanos 3: 21-26)
 
8.- ¿Por cuánto tiempo?
Y sabemos que a los que aman a Dios,  todas las cosas les ayudan a bien,  esto es,  a los que conforme a su propósito son llamados.
Porque a los que antes conoció,  también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo,  para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
Y a los que predestinó,  a éstos también llamó;  y a los que llamó,  a éstos también justificó;  y a los que justificó,  a éstos también glorificó.
¿Qué,  pues,  diremos a esto?  Si Dios es por nosotros,  ¿quién contra nosotros?
El que no escatimó ni a su propio Hijo,  sino que lo entregó por todos nosotros,  ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
¿Quién acusará a los escogidos de Dios?  Dios es el que justifica.
¿Quién es el que condenará?  Cristo es el que murió;  más aun,  el que también resucitó,  el que además está a la diestra de Dios,  el que también intercede por nosotros.
¿Quién nos separará del amor de Cristo?  ¿Tribulación,  o angustia,  o persecución,  o hambre,  o desnudez,  o peligro,  o espada?
Como está escrito: 
Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; 
Somos contados como ovejas de matadero.
Antes,  en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte,  ni la vida,  ni ángeles,  ni principados,  ni potestades,  ni lo presente,  ni lo por venir,
ni lo alto,  ni lo profundo,  ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios,  que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

(Pasaje Romanos 8:28-39)
 
9.- ¿A cambio de qué?
A todos los sedientos:  Venid a las aguas;  y los que no tienen dinero,  venid,  comprad y comed.  Venid,  comprad sin dinero y sin precio,  vino y leche.
¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan,  y vuestro trabajo en lo que no sacia?  Oídme atentamente,  y comed del bien,  y se deleitará vuestra alma con grosura.
Inclinad vuestro oído,  y venid a mí;  oíd,  y vivirá vuestra alma;  y haré con vosotros pacto eterno,  las misericordias firmes a David.

(Pasaje Isaías 55: 1-3)

 
10.- ¿Qué pasa si paso de ella?
Había también un mendigo llamado Lázaro,  que estaba echado a la puerta de aquél,  lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico;  y aun los perros venían y le lamían las llagas.
Aconteció que murió el mendigo,  y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham;  y murió también el rico,  y fue sepultado.
Y en el Hades alzó sus ojos,  estando en tormentos,  y vio de lejos a Abraham,  y a Lázaro en su seno.
Entonces él,  dando voces,  dijo:  Padre Abraham,  ten misericordia de mí,  y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua,  y refresque mi lengua;  porque estoy atormentado en esta llama.
Pero Abraham le dijo:  Hijo,  acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida,  y Lázaro también males;  pero ahora éste es consolado aquí,  y tú atormentado.
Además de todo esto,  una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros,  de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros,  no pueden,  ni de allá pasar acá.
Entonces le dijo:  Te ruego,  pues,  padre,  que le envíes a la casa de mi padre,
porque tengo cinco hermanos,  para que les testifique,  a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento.
Y Abraham le dijo:  A Moisés y a los profetas tienen;  óiganlos.
El entonces dijo:  No,  padre Abraham;  pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos,  se arrepentirán.
Mas Abraham le dijo:  Si no oyen a Moisés y a los profetas,  tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos.

(Pasaje Lucas 16:20-31)
 
11.- ¿Qué Implicaciones tiene?
Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder,  mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas,  para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina,  habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia; vosotros también,  poniendo toda diligencia por esto mismo,  añadid a vuestra fe virtud;  a la virtud,  conocimiento; al conocimiento,  dominio propio;  al dominio propio,  paciencia;  a la paciencia,  piedad; a la piedad,  afecto fraternal;  y al afecto fraternal,  amor.
Porque si estas cosas están en vosotros,  y abundan,  no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.
Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta;  es ciego,  habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados.
Por lo cual,  hermanos,  tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección;  porque haciendo estas cosas,  no caeréis jamás.
Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

(Pasaje de 2 de Pedro 1:3-11)
 
12.- ¿Dónde se encuentra residente?
Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores,  la cual ha venido a ser cabeza del ángulo.
Y en ningún otro hay salvación;  porque no hay otro nombre bajo el cielo,  dado a los hombres,  en que podamos ser salvos.

(Pasaje Hechos 4:11-12)
 
13.- ¿Por qué Jesús murió en una cruz?
Hay una idea por ahí extendida de algunos que afirman que Jesús no murió en una cruz sino en un madero colgado, o lo que es peor, algunos incluso dicen que lo bajaron de la cruz antes de que muriera. Pero si Jesús resucitó es porque murió verdaderamente, al exclamar:

"Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu."

Ahora bien, ¿Por qué murió Cristo en una cruz?. No por accidente. El vino a este mundo para esto, para salvar a los pecadores,  y para salvarlos tenía que morir por ellos. "La paga del pecado es muerte". Y Cristo, enviado por el Padre, vino precisamente a pagar el precio que nosotros teníamos que pagar por ser pecadores,  recibiendo así dicho castigo,  el de la muerte.

Pero no una muerte cualquiera sino la de la cruz. Leemos en Hebreos "que sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecados".  Dios demandaba ya desde el Antiguo Testamento que un cordero sin mancha "derramara su sangre". Así que para Dios, no es un verdadero sacrificio aquel en el que no hay derramamiento de sangre.

La misa, pues, no es un sacrificio incruento, como pretende el romanismo, porque sin derramamiento de sangre, ni hay remisión ni sacrificio.

Sólo el sacrificio de Cristo y su ofrenda en la cruz es aceptada por Dios para el perdón y la remisión plena de nuestros pecados.

Efectivamente Jesús murió en una cruz y resucitó al tercer día.

¿Murió Jesús por ti?.  Esta es la pregunta.
¿Te sientes pecador hasta tal punto que crees que fueron por tus pecados por los que Jesús murió,  recibiendo Cristo el castigo que tú merecías?

Quiera Dios llevarte a un aborrecimiento de tu pecado, y a creer en Cristo para la salvación de tu alma, porque "palabra fiel y digna de ser recibida por todos, que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores." (1 Timoteo 1:15)

Sergio Gil
 

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