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Porque todo sumo sacerdote tomado de entre los hombres es constituido a favor de los hombres en lo que a Dios se refiere,  para que presente ofrendas y sacrificios por los pecados;
para que se muestre paciente con los ignorantes y extraviados,  puesto que él también está rodeado de debilidad;
y por causa de ella debe ofrecer por los pecados,  tanto por sí mismo como también por el pueblo.
Y nadie toma para sí esta honra,  sino el que es llamado por Dios,  como lo fue Aarón.
Así tampoco Cristo se glorificó a sí mismo haciéndose sumo sacerdote,  sino el que le dijo: 
Tú eres mi Hijo, 
Yo te he engendrado hoy.
Como también dice en otro lugar: 
Tú eres sacerdote para siempre, 
Según el orden de Melquisedec.
Y Cristo,  en los días de su carne,  ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte,  fue oído a causa de su temor reverente.
Y aunque era Hijo,  por lo que padeció aprendió la obediencia;
y habiendo sido perfeccionado,  vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen;
y fue declarado por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec.
Acerca de esto tenemos mucho que decir,  y difícil de explicar,  por cuanto os habéis hecho tardos para oír.
Porque debiendo ser ya maestros,  después de tanto tiempo,  tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios;  y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche,  y no de alimento sólido.
Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia,  porque es niño;
pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez,  para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.

Hebreos 5:1-14

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