Una tarde de domingo algo aburrida, como tantas tardes de domingo. Un paseo por el centro de la ciudad. Un grupo de jóvenes... y una guitarra... Estos son los elementos que Dios usó para venir a mi encuentro.
Yo no pensaba en Él, no estaba buscándole... no tenía eso que llaman "inquietud   espiritual".   Sin   embargo.   Él   pensaba   en   mí,   me   buscaba. PORQUE ME AMABA
¡Qué gran noticia! Eso es lo que escuché en mí paseo por el centro de la ciudad, aquella tarde aburrida de domingo
Un grupo de jóvenes tocaba la guitarra y cantaba canciones en el Parque de Málaga Yo me acerqué a oír, tan sólo porque me gustaba mucho la guitarra. Desde niño había deseado aprender a tocarla, y ahora que tenia una no sabia hacer nada con ella. Así que sólo para aprender algo de guitarra me acerqué a aquel grupo ¡Poco imaginaba yo en ese momento hasta qué punto, aquella "curiosidad" iba a cambiar toda mi vida!
Alguien de aquel grupo me dijo que Dios existía, que Jesús, el Hijo de Dios, estaba vivo., que me amaba... que yo podía conocerle. ¡Extraña noticia, pero extraordinaria!
Allí, y por medio de aquellas palabras, comenzó a operarse un cambio en mi vida Este cambio me acercó a la Iglesia cristiana, a la Palabra de Dios (la Biblia) . y a Dios mismo. Así comencé a conocer a Dios, al Dios Creador y a su Hijo Jesucristo. Comencé a saber quién era yo realmente, cuál era la razón de ser de mi existencia, mi propósito en la vida Comprendí, por la Palabra de Dios, donde estaba la raíz de los problemas de mi vida, y del mundo. Encontré, por medio de Jesucristo y de su obra de salvación efectuada en la cruz, el perdón de mis pecados, la reconciliación con Dios, la vida eterna...
Un camino nuevo por el que transitar; un camino que lleva hasta la eternidad y que comenzó, para mí, una tarde aburrida de domingo, en el Parque de Málaga, con un grupo de jóvenes, una guitarra... y un mensaje "Dios existe, tú puedes conocerle . El te ama".
Quizás tu camino para conocer a Dios, en la persona de Jesucristo, pueda comenzar al leer estas líneas ¡Quiera Dios que así sea!
Francisco Gómez